Competencia perfecta
La competencia monopólica caracteriza a un sector en el que muchas empresas ofrecen productos o servicios que son sustitutos similares (pero no perfectos). Las barreras de entrada y salida en una industria de competencia monopolística son bajas, y las decisiones de cualquier empresa no afectan directamente a las de sus competidores. La competencia monopolística está estrechamente relacionada con la estrategia empresarial de diferenciación de marcas.
La competencia monopolística es un término medio entre el monopolio y la competencia perfecta (un estado puramente teórico) y combina elementos de cada uno. El término fue utilizado por primera vez en la década de 1930 por los economistas Edward Chamberlain y Joan Robinson, para describir la competencia entre empresas con ofertas de productos similares, pero no idénticas. Todas las empresas en competencia monopolística tienen el mismo grado relativamente bajo de poder de mercado; todas son creadoras de precios.
A largo plazo, la demanda es muy elástica, es decir, es sensible a las variaciones de precios. A corto plazo, el beneficio económico es positivo, pero se acerca a cero a largo plazo. Las empresas en competencia monopolística tienden a hacer mucha publicidad.
Oligopolio
Dado que todos los mercados reales existen fuera del plano del modelo de competencia perfecta, cada uno puede clasificarse como imperfecto. La teoría contemporánea de la competencia imperfecta frente a la perfecta procede de la tradición de Cambridge del pensamiento económico postclásico.
La competencia perfecta es un punto de referencia o tipo ideal con el que se pueden comparar las estructuras de mercado de la vida real. La competencia perfecta es, en teoría, lo opuesto al monopolio, en el que sólo una empresa suministra un bien o servicio y esa empresa puede cobrar el precio que quiera, ya que los consumidores no tienen alternativas y es difícil que los posibles competidores entren en el mercado.
En competencia perfecta, hay muchos compradores y vendedores, y los precios reflejan la oferta y la demanda. Las empresas obtienen los beneficios suficientes para mantenerse en el mercado y no más. Si obtuvieran beneficios excesivos, otras empresas entrarían en el mercado y harían bajar los beneficios.
En un mercado perfectamente competitivo hay un gran número de compradores y vendedores. Los vendedores son pequeñas empresas, en lugar de grandes corporaciones capaces de controlar los precios mediante ajustes de la oferta. Venden productos con diferencias mínimas en cuanto a capacidades, características y precios. Esto garantiza que los compradores no puedan distinguir entre los productos basándose en atributos físicos, como el tamaño o el color, o en valores intangibles, como la marca.
Tipos de mercado
Una sana competencia de mercado es fundamental para el buen funcionamiento de la economía estadounidense. La teoría económica básica demuestra que cuando las empresas tienen que competir por los clientes, se consiguen precios más bajos, bienes y servicios de mayor calidad, mayor variedad y más innovación[1] La competencia es fundamental no sólo en los mercados de productos, sino también en los mercados laborales[2] Cuando las empresas compiten para atraer a los trabajadores, deben aumentar la remuneración y mejorar las condiciones laborales.
Hay pruebas de que en Estados Unidos los mercados se han concentrado más y quizá sean menos competitivos en una amplia gama de industrias: cuatro empacadores de carne de vacuno controlan ahora más del 80% de su mercado, el transporte aéreo nacional está dominado ahora por cuatro aerolíneas y muchos estadounidenses sólo tienen una opción de proveedor de banda ancha fiable. Estas tendencias hacia una mayor concentración se deben a una serie de razones, como el cambio tecnológico, la creciente importancia de los mercados de “ganadores” y una supervisión gubernamental más indulgente en los últimos 40 años[3].
Ejemplos de competencia perfecta
La estructura de competencia imperfecta es bastante idéntica a las condiciones realistas del mercado, donde existen algunos competidores monopolistas, monopolistas, oligopolistas y duopolistas que dominan las condiciones del mercado. Los elementos de la estructura de mercado incluyen el número y la distribución del tamaño de las empresas, las condiciones de entrada y el grado de diferenciación. Estos aspectos, en cierto modo abstractos, tienden a determinar algunos detalles, pero no todos, de un sistema de mercado concreto en el que compradores y vendedores se encuentran realmente y se comprometen a comerciar. La competencia es útil porque revela la demanda real de los clientes e induce al vendedor (operador) a proporcionar los niveles de calidad del servicio y los niveles de precios que los compradores (clientes) desean, normalmente sujetos a la necesidad financiera del vendedor de cubrir sus costes. En otras palabras, la competencia puede alinear los intereses del vendedor con los del comprador y puede hacer que el vendedor revele sus verdaderos costes y otra información privada. En ausencia de una competencia perfecta, se pueden adoptar tres enfoques básicos para tratar los problemas relacionados con el control del poder de mercado y la asimetría entre el gobierno y el operador con respecto a los objetivos y la información: (a) someter al operador a presiones competitivas, (b) recopilar información sobre el operador y el mercado, y (c) aplicar una regulación de incentivos.Los mercados monopolísticamente competitivos tienen las siguientes características: