El efecto de la música en el deporte
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James es un periodista afincado en Londres y redactor de Fit&Well. Tiene más de cinco años de experiencia en tecnología de fitness, incluyendo el tiempo que pasó como editor de la Guía del Comprador y redactor de la publicación tecnológica MakeUseOf. En 2014 se le diagnosticó una enfermedad crónica, lo que estimuló su interés por la salud, el fitness y la gestión del estilo de vida.
Desde entonces, se ha convertido en un devoto meditador, ha experimentado con estilos de entrenamiento y ejercicios, y ha utilizado varios gadgets para controlar su salud. En los últimos tiempos, James se ha visto absorbido por la intersección entre la salud mental, el fitness, la sostenibilidad y el ecologismo. Cuando no se preocupa por la salud y la tecnología, James puede encontrarse mirando con entusiasmo los lanzamientos del New Music Friday de cada semana.
La música en el deporte y el ejercicio, una actualización de la investigación y la aplicación
Si sientes que entrenas con más eficacia mientras escuchas una dulce lista de reproducción, puede que tengas razón. Un pequeño estudio publicado en la revista Perceptual and Motor Skills sobre ejercicios de press de banca descubrió que los que escuchaban música durante unos minutos antes de levantar mostraban más potencia y resistencia que los que se preparaban en silencio.→ ¡Únete a Runner’s World+ para obtener más consejos y trucos de entrenamiento! Los investigadores reclutaron a 10 hombres de veintipocos años entrenados en resistencia, y les hicieron completar dos pruebas de ejercicios de press de banca. En una de ellas, no escucharon música de antemano, y en la otra, eligieron música previa al ejercicio que les gustaba durante tres minutos. A continuación, completaron una serie de repeticiones de press de banca al 75 por ciento de su máximo de una repetición.La música tuvo un efecto significativo en su rendimiento, mostrando un aumento de la potencia de salida y la velocidad de la barra, lo que significa que mostraron más explosividad, fuerza y resistencia que las repeticiones realizadas sin música justo antes del entrenamiento. Más concretamente, los que escucharon música antes de realizar sus presses de banca aumentaron su volumen de repeticiones en una media del 15,4 por ciento (unas dos repeticiones) en comparación con los que no escucharon música.
Escuchar música mientras se estudia
Cuando se hace ejercicio, es una práctica habitual ponerse los auriculares, escuchar música e ignorar todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Ahora no pensamos mucho en ello, pero ¿cuándo empezó esto? ¿Quién dijo que escuchar música podía hacer más divertido el ejercicio?
Los estudios se remontan a 1911, cuando Leonard Ayres descubrió que un grupo de ciclistas pedaleaba más rápido cuando tocaba una banda, que cuando no lo hacía. Desde entonces, se han realizado más estudios sobre si esto era cierto o no, ¡y resulta que lo es! La música puede distraer a las personas del dolor y la fatiga que experimentan cuando se ejercitan, a la vez que mejora el estado de ánimo de la persona, aumenta la resistencia, reduce el esfuerzo percibido y promueve la eficiencia metabólica. La música anima a las personas a seguir haciendo ejercicio y actúa como una distracción, a pesar del agotamiento que sienten. Esto se debe a que la música compite con el cerebro por la atención de estos pensamientos.
Cuando se estudió, se demostró que las cualidades más importantes de la música que una persona escuchaba durante el ejercicio eran el tempo (la velocidad de la música) y la respuesta de la persona a la música, o cómo la hace sentir. Los tipos de música más populares entre los estudiantes universitarios cuando fueron encuestados fueron el Hip-hop, el rock y la música pop. Estos tipos de música tienen los tempos deseados de 145 pulsaciones por minuto o más, que es donde la motivación alcanza su punto máximo.
La música en el ámbito del ejercicio una revisión y síntesis parte i
En particular, se ha demostrado que la música motivadora o sincronizada con el ejercicio tiene efectos físicos y psicológicos[2]. Cuando una canción tiene un ritmo fuerte y constante, por ejemplo, se puede pedalear o correr al ritmo de esa música, lo que tiende a sentirse satisfactorio y puede inspirar a hacer más ejercicio. La letra o el ritmo pegadizo de la música motivadora le inspiran a hacer ejercicio durante más tiempo o a esforzarse más durante su rutina de ejercicios.
Los estudios demuestran que la música de ritmo más rápido tiende a ayudar a mejorar el rendimiento deportivo cuando una persona realiza un ejercicio de nivel bajo a moderado, ya sea aumentando la distancia recorrida, el ritmo o las repeticiones completadas. [2] Por ejemplo, un estudio de 2006 que analizó el efecto de la música en la selección de la velocidad de la cinta de correr descubrió que, mientras escuchaban música de ritmo rápido, los participantes aumentaban el ritmo y la distancia recorrida sin cansarse más[3]. Otros estudios sacaron conclusiones similares,[4] sugiriendo que escuchar música con más pulsaciones por minuto puede mejorar el rendimiento físico durante el ejercicio de nivel bajo a moderado.