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2. Muchas de las bellas características clave que asociamos de forma natural con el diseño escandinavo se desarrollaron como resultado directo de sus estaciones y de los materiales disponibles en la tierra. Los inviernos largos y oscuros se contrarrestan con espacios luminosos que dejan entrar -y reflejan- la mayor cantidad de luz natural posible, y una multitud de especies de madera autóctonas de Suecia y Finlandia conforman su amor por los muebles rústicos tallados en madera. Esta afinidad con el entorno natural sigue siendo hoy en día el núcleo de la cultura escandinava.
3. Durante la mitad del año, las familias debían pasar mucho tiempo en el interior, por lo que estos espacios no sólo debían ser acogedores y cálidos, sino que facilitaban la socialización y estaban llenos de energía positiva. Este tiempo que se pasa comiendo y bebiendo con amigos y familiares constituye la piedra angular de muchos de los “rituales” escandinavos, como el “Hygge” y el “Fika
4. A lo largo del siglo XX, las exposiciones desempeñaron un gran papel en la difusión del diseño escandinavo, pero fue en la popular muestra de diseño “Treinnale di Milano”, en 1947, donde los muebles y los artículos para el hogar llamaron por primera vez la atención del público nacional.
Varios factores clave unen el enfoque del diseño escandinavo. Varios de ellos tienen su origen en las características del entorno nórdico. Los países nórdicos son famosos por ser oscuros, fríos y cubiertos de nieve durante largos meses del año, con veranos breves e intensos llenos de luz. Las zonas más importantes son montañosas y muy boscosas. Por eso no es de extrañar que muchos diseños escandinavos se hayan inspirado en algún sentido en formas orgánicas, materiales o patrones naturales.
Para sobrevivir en unas condiciones tan inhóspitas, los escandinavos han desarrollado una fuerte inclinación práctica que aprovecha al máximo los recursos limitados y ofrece soluciones viables con una economía óptima. Antes de que se acuñara el credo “la forma sigue a la función” de los modernistas, los útiles objetos escandinavos de uso cotidiano mostraban esa convicción.
Como la industrialización llegó tarde a la región, las habilidades artesanales tradicionales se mantuvieron vivas. Por ello, los modernos escandinavos se negaron a permitir que la producción a máquina suplantara el manejo instintivo de los materiales que es innato a la artesanía. Mientras que el ingenio y la practicidad dan al diseño escandinavo su claridad, su tradición artesanal viva enraíza el proceso de diseño en el mundo material y la imaginación artística individual.
El diseño de interiores escandinavo es un estilo minimalista que utiliza una mezcla de texturas y tonos suaves para hacer que la decoración elegante y moderna resulte cálida y acogedora. Su aspecto se define por las líneas limpias, el minimalismo elegante y la funcionalidad sin sacrificar la belleza. El estilo escandinavo favorece los espacios luminosos y aireados y proporciona una maravillosa sensación de serenidad.
El diseño de interiores escandinavo responde tanto a nuestra tendencia al orden como a nuestro deseo de vivir en entornos acogedores y confortables. El diseño de interiores escandinavo es conocido por sus paletas de colores minimalistas, sus acentos acogedores y sus llamativos muebles modernos. Los diseños suelen jugar con la luz natural, hacen hincapié en las líneas limpias, la utilidad y los muebles sencillos que son funcionales, bonitos y acogedores.
Como movimiento, el diseño escandinavo comenzó a principios del siglo XX y surgió durante la década de 1930 en los cinco países nórdicos: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. Sin embargo, viajó por Estados Unidos y Canadá entre 1954 y 1957 para promocionar y mostrar diversas obras de interioristas nórdicos.
En el corazón de la filosofía del diseño nórdico hay un profundo respeto por la funcionalidad, las líneas limpias y la longevidad. El propio término evoca una imagen aireada de paredes blancas, muebles de colores neutros y decoración minimalista. Los materiales naturales, como la madera, completan el estilo de rincones despejados, donde los propietarios pueden centrarse en la auténtica simplicidad con un pequeño toque rústico.
El diseño nórdico está creado para estar en armonía con su entorno. Su ethos es el resultado directo de los dones naturales y el clima de la región. Durante los largos periodos de invierno, las amas de casa contrarrestan las frías noches maximizando el espacio para reflejar la mayor cantidad de luz posible. En esta época del año, las familias pasan mucho tiempo en el interior, donde se prodigan con energía positiva para crear un ambiente acogedor. Esto, quizás, se ha convertido en la base de muchos rituales de estilo de vida nórdico conocidos, como el concepto danés de hygge, la sencilla práctica de reconocer un sentimiento o momento especial.
El escaso uso de muebles no se debe a una mera cuestión estética. El minimalismo ha impregnado el diseño nórdico para permitir que la luz y el aire se muevan por la habitación con libertad. Los nórdicos también creen que las cosas que se compran o se fabrican deben estar hechas para durar, en lugar de ser reemplazadas regularmente. El diseño nórdico, admirablemente libre de cargas, se sirve de materiales formados en formas clásicas que se adaptan a todas las estaciones de la vida.