Describir un cuadro
En la psicología del arte, la relación entre el arte y la emoción ha sido recientemente objeto de un amplio estudio gracias a la intervención del estimado historiador del arte Alexander Nemerov. Hasta ahora, las respuestas emocionales o estéticas al hacer arte se consideraban respuestas de estímulo básicas, pero las nuevas teorías e investigaciones han sugerido que estas experiencias son más complejas y pueden estudiarse experimentalmente[1] Las respuestas emocionales se consideran a menudo la piedra angular de la experiencia del arte, y se ha argumentado que la creación de una experiencia emocional es el propósito de la expresión artística[2] Las investigaciones han demostrado que las bases neurológicas de la percepción del arte difieren de las utilizadas en el reconocimiento estándar de objetos[3] En cambio, las regiones cerebrales implicadas en la experiencia de la emoción y la fijación de objetivos se activan al ver arte[3].
Los ancestros evolutivos han predispuesto a los seres humanos a tener respuestas afectivas ante determinados patrones y rasgos. Estas predisposiciones también se prestan a respuestas cuando se observan ciertas artes visuales. La identificación del tema es el primer paso para comprender la imagen visual. La presentación de los estímulos visuales crea una confusión inicial. Ser capaz de comprender una figura y el fondo crea un cierre y activa los centros de placer del cerebro al remediar la confusión. Una vez identificada la imagen, se puede crear un significado accediendo a la memoria relativa a los estímulos visuales y asociando los recuerdos personales con lo que se está viendo[4].
El arte es arte
Incluso después de aprender todos los fundamentos del arte, como la anatomía, el color, la luz, las técnicas de dibujo a lápiz, el sombreado, la composición y mucho más, hay que profundizar más para aprender a transmitir realmente las emociones. Muchos artistas de éxito han dominado este arte, pero nunca es una ciencia exacta. Cada artista, Tina, es diferente y el trabajo es subjetivo, así que puede ser simplemente una cuestión de tener en cuenta varias ideas para llegar a lo que mejor funciona para ti.
La iluminación siempre va a desempeñar un papel importante en la creación del ambiente, así como en la forma de dirigir una historia. Se pueden utilizar condiciones de iluminación naturales, como la luz nublada, la luz del día o la puesta de sol. Tomar la iluminación que elijas y cambiarla para que se adapte a la sensación o a la historia es una gran manera de conseguir el resultado que buscas. Un gran ejemplo es buscar una iluminación de alto contraste cuando se quiere crear una ilustración con temática de suspense. Un simple cielo nocturno que incluya la luz de la luna provocará emociones, ya que la noche y la penumbra siempre pueden crear una sensación de oscuridad, horror o peligro.
Representación de las emociones
Está muy extendida la idea de que la capacidad de las obras de arte para despertar emociones en el público es un hecho perfectamente natural y no problemático. Parece obvio que podemos sentir tristeza o compasión por personajes de ficción, miedo al ver monstruos amenazantes en la pantalla del cine y alegría al escuchar canciones alegres y optimistas. Tal vez por eso muchos de nosotros somos consumidores de arte en primer lugar. El buen arte, tendemos a pensar muchos, no debe dejarnos fríos.
Estos pensamientos comunes, por muy naturales que sean, se vuelven problemáticos una vez que empezamos a hacer explícitas otras ideas comunes tanto sobre la emoción como sobre nuestra relación con las obras de arte. Si algunas emociones, como la lástima, requieren que se crea que el objeto de la emoción existe, aunque en realidad no lo haga, ¿cómo sería posible entonces sentir lástima por un personaje de ficción que todos sabemos que no existe? Una tarea de importancia fundamental, por tanto, es explicar la posibilidad de la emoción en el contexto de nuestro trato con diversos tipos de obras de arte.
Palabras de arte
Isaiah David es un escritor y músico independiente que vive en Portland, Oregón. Tiene más de cinco años de experiencia como escritor profesional y ha sido publicado en varios medios online. Es licenciado en escritura creativa por la Universidad de Michigan.
La textura en el arte expresa emociones. Una acuarela, por ejemplo, suele tener un tono muy suave y plácido debido a la forma en que la pintura se absorbe en el cuadro. No suele haber pinceladas individuales, sino un paisaje suave en el que los bordes se funden entre sí.
Una obra con pinceladas afiladas y percudidas, como un cuadro de Vincent Van Gogh, retratará un tono emocional totalmente diferente. En el arte de Van Gogh, las pinceladas siempre dan al cuadro un tono angustioso, sea cual sea el tema. Incluso una noche estrellada puede parecer vertiginosa y desorientadora.
El arte moderno a menudo lleva el papel de la textura en la expresión de la emoción aún más lejos. Los artistas modernos pueden utilizar clavos y otros objetos irregulares para hacer que una obra parezca amenazante y violenta, o utilizar tejidos y objetos blandos para dar una sensación de confort o calidez.